miércoles, 18 de abril de 2007

Pasado..refugio?

A veces el pasado vuelve, y además suele hacerlo sin avisar. El problema es que nunca estamos preparados para recibirlo. Es como cuando vas tan feliz por una calle de tu ciudad, hacía un día perfecto y de repente....llueve. No llevas paragüas y ese día, llevas sandalias...de tacón. Sí, es como un ¡plof!. Exactamente, es eso. El pasado puede que sólo sea pasado siempre y cuando no lo tengamos en cuenta en el presene. ¿Qué ocurre cuando ese alguien del pasado entra en tu presente? ¿Pasa a ser presente? ¿Sigue pasado? Debemos tener en cuenta que hay personas que tienen su propio periodo de tiempo y si los sacamos de ese espacio temporal puede organizarse un caos. Sería como coger un hombre de la edad antigua y traerlo ahora, todo evoluciona, y las relaciones que se rompen no pueden seguir el mismo ritmo que nuestras vidas. El problema tiene lugar cuando no sabemos exactamente qué hacer cone el pasado. Cuando llega, nos paramos de golpe, y no reaccionamos. También hay otro problema: el pasado vuelve, se sienta y además se cree que tiene la facultad o mejor dicho, el poder, de cambiarnos el presente. ¿Tiene más fuerza el pasado por ser pasado? Si eso fuera cierto no podríamos avanzar, siempre querríamos volver atrás, y sentirnos seguros por aquello que apesar de haberle puesto fin, nos dio momentos menos amargos (por no decir menos dulces....mejor verlo negativamente). Si nos sentimos atados a un pasado para refugiarnos, será porque tenemos miedo. Miedo a que nos hieran, a lo nuevo y a lo desconocido y no por ello malo. ¿Cuándo llegará ese día en el que daremos un paso hacia adelante y ninguno hacia atrás? Cuando los retrovisores del alma se nublen y sólo podamos fijarnos en lo que tenemos delante. Ese día, ese día, será un dío fantástico.

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